Por allá en el año 1987, cuando cursaba séptimo grado en el Colegio El Rosario, el profesor Olimpo Tuirán nos enseñó “La Doctrina Monroe” que palabras más palabras menos decía: “América para los Americanos”.
Casualmente hoy mientras me dedicaba a actividades propias de la vanidad femenina (comprar ropa) tuve la oportunidad de escuchar una conversación en la cual no interferí por puro amor propio.
No diré el nombre del protagonista de esa conversación, pero les daré algunas señales: en la pasada administración fue el contratista estrella y en esta administración estuvo por fuera de la repartición hasta que llegó el primer alcalde encargado.
Pues bien, decía este señor, que se espera que la situación en la Administración Municipal cambie, porque así no pueden seguir las cosas. Decía también que esto aquí puede llamarse “todo por la plata” (y él si que sabe de eso). Señalando además que la gobernadora quiere todo para ella (lo cual es vox populi).
Hasta allí todo está bien. No dijo nada del otro mundo. Nada que nosotros los que andamos metidos en este cuento no sepamos. Lo que a mi me indignó y eso es lo que genera este artículo, es el tono con el cual este tipo que se ha enriquecido a costillas de obras mal hechas y caras, venga a decir que otros quieren lucrarse con nuestro dinero, puesto que eso es lo que el y su combo han hecho siempre. Es como si dijera que el presupuesto de Montelíbano es para robárselo entre los montelibaneses. Y no es así. Nuestro presupuesto NO es para ser dilapidado ni por los “extranjeros” ni por los de aquí. NUESTRO presupuesto es para ser invertido en NUESTRA gente y eso debe quedarles claro a todos los que aspiren a dirigir este municipio.
Parodiando entonces a la doctrina Monroe: Montelíbano para los montelibaneses, pero en el buen sentido de las palabras. Montelíbano para los montelibaneses, pero para los montelibaneses de bien, no para los montelibaneses que están acostumbrados a saquear nuestras arcas. ¡He dicho!