Desde siempre se han utilizado los números para contar. Mejor dicho, para eso existen los números. Y hoy escribiré sobre números y política. Todos los políticos necesitan hacerse contar, mostrar cuantos votos tienen, cuantos votos pueden mover en cada proceso electoral. Y en Montelíbano todos los jefes políticos (por llamarlos de algún modo) tienen en su haber determinada cantidad de votos con los cuales “negocian” apoyos a X ó Y campaña. Así de básica es la política.
En nuestra amada capital niquelera y en pro de recuperar nuestra pisoteada dignidad, un grupo de talentosos políticos locales conformaron un frente de trabajo para supuestamente devolvernos lo que hemos perdido en tantos años de malos gobiernos: la dignidad. No me voy a enfrascar en disertaciones filosóficas porque es un tema bastante aburrido, así que retomaré la idea inicial. Decía que los políticos necesitan medir su votación. Pero ¿cómo medir una votación cuando los votos se revuelven todos y van a una misma bolsa? Parecería difícil, pero no lo es. Y como obligatoriamente necesitan medirse para demostrar su potencial electoral, lo que a su vez se traduce en dinero, usan una fórmula sencilla que no deja de ser perversa: cada uno de ellos “apadrina” a un candidato al concejo o asamblea, para mostrar al final del proceso y en elecciones futuras que su potencial es tanto porque su “ahijado” que no tiene ningún liderazgo sacó chocoscientos votos que en realidad no son suyos y provienen de la imposición de un candidato a cambio de no sé que cosas. Es triste ver como todavía las personas siguen agarradas al cáñamo como escribí en un artículo anterior (http://noralizoviedog.blogspot.com/2010/01/todavia-seguimos-agarrados-al-canamo.html)
No tengo “padrino”. Sólo tengo muchos amigos que creen en mí y que consideran que puedo hacer un excelente papel en el Concejo Municipal. Voten por mí para que sea la voz de todos.