A Belén le digo tía. Pero en realidad no es mi tía. Ella es la viuda de mi tío Pascual, quien era tío de mi mamá y por extensión tío nuestro. Mi tío Pascual murió hace siete años. Toda su vida se la dedicó a trabajar la tierra, una tierra que era suya, una tierra que consiguió con mucho esfuerzo, una tierra que de áspera e improductiva se volvió fértil con el sudor de su frente. De esa tierra comían sus hijos. Allí sembraba arroz, maíz, berenjena, pepino, tomate y patilla pa vender en el pueblo. Lo recuerdo como un tipo grandote, moreno, bastante ingenuo. Salía ocasionalmente a Buenavista a vender bollos de plátano y maíz, porque el y su familia transformaban todo lo que la tierra les daba. Eran campesinos orgullosos de su origen y con el tiempo todo fue cambiando, la casita de tabla se convirtió en una casa de bloque rojo, grande, acogedora, con unos corredores amplios donde colgábamos hamacas cuando íbamos de paseo.
Juanes canta una canción que se llama Fíjate bien y que dice: te han quitado lo que tienes, te han robado el pan del día, te han sacado de tus tierras y no parece que termina. Eso le sucedió a mi tía Belén hace dos semanas. Por el devenir histórico de nuestro país y todo el conflicto interno que nos azota desde los años de Upa, ella se vio obligada a salir de su tierra. No salió porque estaba aburrida y quisiera vivir en el pueblo. Salió porque le dijeron que tenía que irse. No preguntó más nada. Agarró lo que pudo llevarse: su ropa, quince gallinas y tres marranos; las vaquitas se quedaron. Ahora vive con una hija en una casa pequeña en cualquier pueblo de Córdoba. Se la pasa llorando y añorando su tierra. Piensa que de nada le sirvió tanto trabajo honrado durante toda su vida. Ella no lo dice pero yo lo pienso: afortunadamente mi tío ya murió, porque si no… con toda esta situación se hubiera muerto de pena moral.
Sigue cantando Juanes: Y como dicen en los diarios y como dicen en la tele y como dicen en la radio que no parece que termina aquí…