Reinaldo Ruiz es una persona de esas de las que conocemos su arte, mas no a la persona como tal. Estoy segura que Ustedes en alguna ocasión habrán escuchado sus cuentos donde retrata la cultura campesina de nuestros ancestros y donde le da un valor incalculable a ese saber que nuestra juventud desconoce o que mira con apatía.
A Reinaldo lo conocí una mañana cualquiera hace varios años, en una de sus tantas presentaciones. Tiempo después lo vi en la tarima del Parque Los Mangos narrando sus cuentos y me impactó que alguien pudiera hacer eso, pero en cuanto salí de allí lo olvidé.
Tan sólo supe su nombre el año pasado en Semana Santa, cuando mi ahijado Nicolás Elías me presentó “formalmente” su trabajo. Pasamos jueves y viernes santo conectados a Yutú viéndolo; y descargando lo poco que encontramos de su arte en Ares. Desde ese momento me dediqué a escuchar sus narraciones una y otra vez hasta aprenderlas todas y en las fiestas y paseos me dedico a plagiarlo (pero no se lo digan porque podría cobrarme derechos de autor).
Para nadie es un secreto que soy seguidora furibunda de nuestra cultura costeña. Me gusta difundirla. Sé de memoria los cuentos de David Sánchez Juliao y siempre mostré gran admiración por su trabajo. Pero escuchar a Reinaldo es diferente. Él me recuerda al poeta español Miguel Hernández de quien Pablo Neruda decía que “era tan campesino que llevaba un aura de tierra en torno a él… era ese escritor salido de la naturaleza como una piedra intacta, con virginidad selvática y arrolladora fuerza vital…” el arte de Reinaldo Ruiz tiene algo de eso y mucho más, porque el logra transformar mágicamente la palabra hablada y mientras lo hace va rescatando esa cultura que identifica y une al hombre Caribe.
Para mi es difícil escribir sobre una persona que domina el arte de las palabras y mucho menos si no lo conozco. Da miedo no estar a la altura de su intelecto, pero con lo que aquí escribo quiero hacerle un reconocimiento a ese hombre con visos de campesino que convierte las letras en palabras y con las palabras “construye” cuentos que magnifican nuestro folclor.