Esta temporada decembrina me pone nostálgica y se me da por evocar el pasado. Recuerdo que cuando estudiaba en el Liceíto San Francisco Javier, el profesor Madera nos enseñó que el sitio donde uno nació se le conoce como
Empecé diciendo que no nací aquí, pero hago una aclaración: le profeso un cariño entrañable a esta tierra que me vio crecer, y si reconozco públicamente que no nací aquí (mucha gente lo ignora) lo hago motivada en el hecho de que pareciera que la mayoría de los habitantes de Montelíbano no quisieran este terruño, como si fueran de otro lado.
Llevamos veintisiete años recibiendo regalías de CMSA y sin querer mostrarme injusta puedo afirmar que nuestras necesidades siguen siendo las mismas. Hemos crecido sin ningún tipo de planificación por parte de
No es el momento de darnos golpes de pecho, pero nuestros padres y nosotros mismos hemos votado sin ninguna responsabilidad, como si esta fuera la tierra de otros y no la nuestra; como si el futuro de Montelíbano nos fuera indiferente, como si tuviéramos otro lugar alternativo para vivir cuando aquí no haya oportunidades.
Hoy, cuando se escuchan quejas por todos lados sobre la situación agobiante de nuestro municipio, no queda más que reconocer que todos tenemos un poco de culpa porque hemos elegido gobernantes que no proyectaron a Montelíbano hacia el futuro. Y ya no importa si Usted nació o no nació aquí, lo que realmente importa en este momento es que demostremos que tanto queremos a Montelíbano y tomemos decisiones que nos beneficien como colectividad y no a unos pocos como históricamente ha ocurrido en nuestra “capital niquelera”. Por eso hoy le estoy invitando a que independientemente de donde esté enterrado su ombligo, Usted ame a Montelíbano y sea capaz de demostrarlo.
Inspirado en la canción Yo nací en este país de Juan Fernando Velasco