Es una verdadera lástima lo que
sucede con la salud del primer mandatario de esa ciudad y que ha influido en la
administración pública a tal punto que está cediendo el gobierno a un civil, en
este caso, según rumores que no nos consta, a su hija Egla Terán.
Ya he dicho en artículos
anteriores, que estos alcaldes colombianos como que hacen el curso en la misma
parte, porque, no nos digamos
mentiras, en todas las administraciones
locales (y hablo concretamente de Montelíbano), las mamás, esposas, hermanos,
novias del alcalde de turno, han
ejercido (y ejercen) cierto poder.
Pongan su espejo retrovisor y se darán cuenta de que es así, pero no voy a dar nombres porque cada uno
debe buscar sus propios ejemplos. Y
llama mi particular atención que estos periodistas bogotanos se hagan los “extrañados”
cuando se rumora como en el caso de Cartagena, que la hija del alcalde se
inmiscuye en las decisiones que debería tomar su papá, que en últimas fue el más votado por el
pueblo.
Llama mi atención que allá en
Cartagena también tienen su propio problema con la empresa del aseo y me
ratifico: los alcaldes hacen el curso en la misma escuela de corrupción o se
pasan sus mañas por PIN o simple telepatía,
porque que tino para cometer los mismos errores, me quito el sombrero ante estos señores. Retomando
la idea, allá en Cartagena tienen su
propio SEACOR y nadie protesta porque al decir de Gossaín “parece que la ciudad
no le doliera a nadie” y ojo… no está hablando de Montelíbano. Pero yo Nora Liz, son incapaz de quedarme aquí sentada y en
silencio como lo hizo Gandhi, a mi si me duele y entonces pregunto: ¿al fin los
de SEACOR se quedaron en Montelíbano? Parece que me quedé solita en esa
batalla.
Por ahí en alguna parte de la
entrevista le preguntan a Juan Gossaín donde están las nuevas generaciones de
cartageneros que son quienes están llamados a administrar su ciudad y él
contesta con mucho dolor que algunos están en las bancas de los parques echando
cuento y jugando dominó sin importarles lo que sucede alrededor (les parece
conocida esa historia?) y los otros están buscando hacer carrera en la empresa
privada. Dando a entender (la interpretación es mía)
que tan solo quedan los malos para dedicarse al ejercicio de la política. Y ahí si hago mi objeción: hay gente buena
(me incluyo) con grandes ideas que están interesadas en el manejo de los
asuntos públicos, pero es que todo está
tan permeado por la corrupción que buenas ideas no es suficiente. Se ha instalado en el imaginario colectivo
que para aspirar a cargos públicos se debe tener mucho dinero para comprar
conciencias y consecuente con eso, la
gente decente es derrotada por maquinarias muy bien aceitadas con los mismos
dineros del erario.
Entonces mi querido Juan, no es que las nuevas generaciones queramos
hacer carrera en la empresa privada, es
que con tanto pulpo suelto en este inmenso mar que son los dineros
públicos, nosotros no alcanzamos a ser
si no proyectos de pescadito e irremediablemente somos consumidos por los más
grandes.