Para
el periodo 2012-2015, Montelíbano, por abrumadora mayoría escogió a Gabriel
Calle Demoya como su alcalde, quien con
su tercera aspiración demostró que él que persevera alcanza.
Pues
bien, a diez meses de su posesión ya se
escucha por las calles de Montelíbano un temita muy recurrente aquí para
demostrar la desaprobación hacia la gestión del mandatario local y es la revocatoria
del mandato, que hasta vallenato tiene en un ritmo bastante pegajoso que busca
vender la idea de que este alcalde es malo y que debe salir como pepaeguama.
En
lo personal debo admitir que estoy satisfecha con el desempeño de Gabriel
Calle. Ante el caos administrativo en que está sumido
este municipio, se deben tomar
decisiones trascendentales y
“aquel era un palacio de puertas abiertas dentro de cuyo desorden descomunal
era imposible establecer donde estaba el gobierno” (tomado de El otoño del
Patriarca).
Es
cierto que hay decisiones que traen consigo un costo político, pero ya era hora de que Montelíbano tuviese
un alcalde que pusiera coto a ciertas situaciones que alcaldes anteriores
fueron permitiendo porque tenían tanto rabo de paja que fueron incapaces de reorganizar
nuestro municipio (aunque no me ha gustado la forma como ha tratado lo de CMSA y que SEACOR siga aquí).
Ya
me imagino a muchos de Ustedes preguntándose por qué apoyé la revocatoria de
Edinson Rangel y ahora no la de Gabriel Calle.
La respuesta la tengo aquí mismo.
Del periodo de Rangel saqué grandes lecciones, entre ellas que la revocatoria es un
mecanismo de participación ciudadana que en nuestro municipio ha sido mal
utilizado, obedeciendo casi siempre a intereses oscuros de quienes no quieren
esperar cuatro años para volver a aspirar al poder. También me quedó un leve remordimiento porque
con mis artículos aporté un granito de arena para vender la idea de que Rangel
era inviable y miren lo que pasó: nos invadieron los monterianos y sinuanos,
quienes ni cortos ni perezosos se gozaron nuestras riquezas durante dos largos
años que estuvieron reinando en el Palacio Municipal (en ruinas, pero palacio).
Otro
argumento a favor de Gabriel Calle es que la revocatoria del mandato va de la
mano con el voto programático y haciendo una lectura estricta de nuestra realidad:
por acá no se vota por programa de gobierno,
la gente vota por X o Y candidato porque le simpatiza esa persona,
porque le debe algún favor o simplemente porque dio más que los otros. No existiendo el voto programático, la
revocatoria no tiene piso.
Con
esto no quiero decir que el mecanismo de la revocatoria sea malo, para nada,
siempre y cuando sea utilizado en un escenario político donde prevalezca
el debate y no los intereses personales,
es bienvenido, porque el pueblo
como elector primario, está llamado a
corregir sus errores. Pero ese no es el
caso de Montelíbano, porque no se puede
en 10 meses arreglar el desmadre de administración que tenía este pueblo con
tantos malos gobiernos que nos antecedieron.
Ahh
y otra razón por la que no apoyo la revocatoria es porque no quiero que cuando
yo sea alcaldesa de mí amado pueblo vayan a usar esa estrategia para
chantajearme y comerse un pedazo de la gran torta, que debe ser repartida entre
quienes más la necesitan.
Este
tema va a dar mucho de que hablar y estoy segura de que esto no se queda así…
esto se hincha.