Leía anoche en la Revista Semana que un muchacho se suicidó porque alguien subió a yutú un video suyo teniendo sexo con otro chico. Pues bien, el jovencito no aguantó la vergüenza y se tiró de un puente. También dan el ejemplo de otros adolescentes que se suicidaron después de que su intimidad fue publicada en el mismo portal de yutú. A eso le llaman Matoneo virtual. Esas son expresiones que no existían cuando yo nací, pero que a peso de estar inmersos en tanta tecnología se han tenido que crear nuevas palabras para nombrar nuevas situaciones. Léase bien: Matoneo virtual. Algo así como difundir información por la red para desprestigiar de tal manera que esa persona se ve abocada a terminar con su vida.
Escribo sobre esto porque aquí en Montelíbano hay temporadas en que se alborotan ese tipo de correos de matoneo virtual. He recibido mensajes con fotos de jovencitas de aquí (supuestamente) que aparecen desnudas, teniendo sexo y en poses de aquellas que escandalizarían a Monseñor. Y el asunto de los correos es realmente escandaloso porque incitan a la violencia verbal y en algunos casos pasan el número telefónico de la victima para que los ciberinoficiosos se ensañen con ellas. Me he dado cuenta que ese tipo de correos es bastante perseguido entre los cibernautas y se esparcen como verdolaga en playa. La única explicación que le veo a esto es que todos (hombres y mujeres) llevamos un morbo loco por dentro. Más aquellos que sin autorización de los dueños se apoderan de este tipo de fotografías - videos y las difunden por la red como si fueran la gran cosa y de paso ponen en aprietos a quienes en un momento de alocada pasión (arrechera vulgarmente hablando) se les dio por captar semejantes momentos.
Por favor: tome sus precauciones. Si no quiere ser víctima del Matoneo virtual, piénselo dos veces antes de tomarse unas fotos pornográficas. Si ya fue víctima de esta modalidad y no se suicidó, sea valiente, enfrente su realidad y salga a la calle como si nada. Tome como ejemplo a las chicas de Soho y Playboy que salen en caratula como Dios las trajo al mundo y no pasa nada. Además… es que aquí no hay puentes de donde saltar.
A propósito: me están dando ganas de tomarme una foto de esas pa ponerla en el blog y ver si así la gente se anima más a visitarlo. ¿O será que se espantan?