Colombia es un país donde menos de la mitad de los aptos para votar somos los que elegimos nuestros gobernantes y no nos digamos mentiras, muchos de nosotros todavía creemos en las encuestas a pesar de sus grandes descaches y pongo por ejemplo la contienda electoral entre Serpa y Pastrana. Es para que en esa época los napoleónicos y compañía se hubieran recogido de una vez por todas y para que los colombianos hubiésemos aprendido la lección. Fueron ellos (los encuestadores) quienes subieron a Mockus como palma y luego los votantes lo bajaron como coco (en la primera y en la segunda vuelta).
Santos y la maquinaria Uribista le ganaron por una inmensa mayoría al candidato del Partido Verde que abogaba por una política diferente, una política decente. Ese resultado se veía venir y tan solo era cuestión de esperar que pasara el 20 de junio para proclamar el triunfo definitivo del continuismo encarnado en Juan Manuel Santos quien también estaba segurísimo de su triunfo y la prueba fue todo el montaje realizado por esa campaña en el Campin donde el presidente electo se fajó un discurso que no dejó por fuera a nadie (ni a mi), con el fin de mostrarnos que si va a procurar por la Unidad Nacional, algo que todavía no me cabe en la cabeza y que espero con ansias a ver como es que se hace, para imitarlo aquí en Montelíbano y ver si de una vez por todas se acaba este trepaquesube entre la clase política de nuestra amada capital niquelera.
Con relación a los verdes queda mucho por decir. Que perdiendo también se gana es cierto. Sólo falta ver si ese partido logra sostenerse en el tiempo y obtener triunfos representativos en las próximas elecciones del 2011. Mi mamá dice que si hubiese demorado un día más en su barriga yo hubiese sido profeta y lo digo porque no le auguro un futuro prometedor a los verdes. Nueve millones de votos nos muestran una verdad irrefutable: que en Colombia las maquinarias y la prebenda juegan un papel trascendental en la elección de nuestros gobernantes. Era lo que Antanas soñaba con cambiar pero al sueño le faltó mecha y un candidato menos enredado.
Esperemos a ver que nos trae el gobierno de Juanma. Injusto sería empezar a atacarlo en este momento cuando el tipo debe estar tirando cabeza para encontrar una figura metafórica que justifique el alza de nuestros impuestos, esos que juró, rejuró y comió moco, diciendo que no los subiría, pero que todos sabemos que si lo hará.
Se acordarán de mi. Y que viva Locombia carajo.