Anoche dijeron en la tele que debido a la difusión de un comentario mal intencionado donde se afirmaba que hubo fraude en las elecciones, la Registraduría volvió a contar los tarjetones y le aparecieron unos cuantos votos a los dos candidatos que pasaron a la segunda vuelta. El resultado definitivo quedó así en la voz de Vicky Dávila y su cosa … política. Juan Manuel Santos: 6.802.043 votos y Antanas Mockus 3.134.222. Eso quiere decir que Juanma logró convencer (por el medio que sea) a 3.667.821 colombianos más que el profe Mockus.
La verdad ya estoy fastidiada de tantos análisis que se han hecho respecto al resultado electoral. Que la ambigüedad de Antanas, que los tres huevitos de Uribe, que el voto amarrado de Familias en Acción, que ganó la seguridad democrática, que los colombianos no tenemos cultura de la democracia, que Mockus patió la presidencia, que el tal JJ Rendón se salió con la suya y por ahí todo el mundo va comentando para concluir al final que Colombia está más que jodida que nunca y que el próximo presidente tiene grandes retos: sacarnos de la puta olla en la que nos encontramos, dinamizar nuestra economía, no agarrarse a los puños con el bocón de Chávez, combatir la corrupción, disminuir la pobreza y otra cantidad de cosas que no me alcanzarían diez hojas para escribir.
Retomo la idea inicial. Después de la primera vuelta y la recogida tan brava que nos pegó Uribe y toda su maquinaria, los girasoles se han marchitado. Y así Antanas y Fajardo nos inviten a repetir que si lo soñamos lo logramos, yo debo afirmar con cierto pesimismo que los abstencionistas harán honor a su nombre y no saldrán a votar y todo ese sueño de tener un gobierno verde, diferente y por demás honrado se ha ido por la borda. Y quiero que mis lectores mediten esto con atención: los que tenemos acceso a internet, los adictos al fasebuk, siguen a Mockus a ojos cerrados, pero somos minoría. Que tristeza que la demás gente no tenga acceso a toda esa información que circula a diario por la red y que nos abren los ojos de asombro al darnos cuenta hacia donde vamos. Y lo digo porque todos los días recibo varios correos mostrando la faceta oculta de Santos y me pregunto ¿qué sentido tiene si esa información circula entre los mismos de siempre? ¿Qué sentido tiene si nosotros ya sabemos a que atenernos con el continuismo? Esa información hay que trasmitirla es al elector que vota por el que cree que va a ganar y consecuente con eso ya están matriculados en la campaña de Juanma. No los culpo. Es tal como dijo mi gran amiga María Jimena Duzán en una columna en Semana: en Colombia se vota como si fuera una gallera, se le apuesta al gallo que se cree va a ganar. Y con todas las adhesiones que ha tenido Juanma no es extraño que muchos estén buscando el palo que da más sombra. ¿Será que los abstencionistas hacen el milagro? Esperemos hasta el 20 de junio y les cuento.