El viernes 5 de marzo Montelíbano amaneció con nuevo alcalde, eso si, encargado, pero alcalde a fin de cuentas. La señora gobernadora ha designado al señor José David Náder Ramírez, hijo de Moisés Náder Restrepo, ex alcalde de Montelíbano y opositor acérrimo del alcalde sancionado Edinson Rangel Aguas.
Comentarios van y vienen. Los musistas están felices y celebran la caída de quien los ha “tiranizado” durante estos dos años. Los “rangelistas” (muchos de ellos musistas disidentes) todavía se aferran a una última posibilidad de que esto sea una mala pasada de los entes de control y mueven sus alfiles para que todo se voltee y caer parados como el gato.
Esta situación me asquea. Hace tambalear mi confianza de que algún día las cosas pueden cambiar. No podemos seguir siendo gobernados de esta manera. Nuestras riquezas se agotan mientras nuestra pobreza crece a pasos agigantados. ¿Y que hacen nuestros dirigentes? Simplemente se pelean como perros con perros atrás de un pedazo de hueso (entiéndase regalías, sistema general de participación e ingresos propios), mientras que nuestra gente humilde padece grandes necesidades y se desquita del político de turno vendiendo el voto y clavándole la puñalada, para así de esa manera poder vengarse un poco de esta inmundicia que nos rodea.
No voy a polemizar sobre la situación particular de Edinson Rangel. ¿Es justo lo que le está sucediendo? ¿Es injusto? Cada quien tendrá sus propios argumentos y son tan válidos como cualquier otro. ¿Quién quedará como alcalde encargado? Seguramente no seré yo (aunque sería mi sueño hecho realidad). ¿Y por qué no seré yo? La respuesta es obvia, porque soy Oviedo González.
Comentarios van y vienen. Los musistas están felices y celebran la caída de quien los ha “tiranizado” durante estos dos años. Los “rangelistas” (muchos de ellos musistas disidentes) todavía se aferran a una última posibilidad de que esto sea una mala pasada de los entes de control y mueven sus alfiles para que todo se voltee y caer parados como el gato.
Esta situación me asquea. Hace tambalear mi confianza de que algún día las cosas pueden cambiar. No podemos seguir siendo gobernados de esta manera. Nuestras riquezas se agotan mientras nuestra pobreza crece a pasos agigantados. ¿Y que hacen nuestros dirigentes? Simplemente se pelean como perros con perros atrás de un pedazo de hueso (entiéndase regalías, sistema general de participación e ingresos propios), mientras que nuestra gente humilde padece grandes necesidades y se desquita del político de turno vendiendo el voto y clavándole la puñalada, para así de esa manera poder vengarse un poco de esta inmundicia que nos rodea.
No voy a polemizar sobre la situación particular de Edinson Rangel. ¿Es justo lo que le está sucediendo? ¿Es injusto? Cada quien tendrá sus propios argumentos y son tan válidos como cualquier otro. ¿Quién quedará como alcalde encargado? Seguramente no seré yo (aunque sería mi sueño hecho realidad). ¿Y por qué no seré yo? La respuesta es obvia, porque soy Oviedo González.