Después de 12 años la FARC en un acto humanitario liberaron al cabo primero Pablo Emilio Moncayo, quien salió de la selva siendo Sargento, me imagino que en reconocimiento a tantos años de cautiverio. Mucha pata tuvo que tirar su padre pa que Colombia y el mundo supieran que su hijo también era victima de este flagelo, porque en ese entonces sólo se hablaba de la elitista Ingrid Betancourt y los gringos esos que a mala hora se dejaron coger.
En fin, desde hace rato que la FARC nos tenían en vilo con el cuento ese de que iban a soltar a Pablo Emilio, pero que va, era pura bulla y entonces a su padre el profesor se le daba más por caminar clamando por la libertad de su hijo y reclamando al gobierno nacional el olvido en el que tenían sumidos a los secuestrados. Me acuerdo el día que hubo ese pequeño incidente en la Plaza de Bolívar entre el profe y el presidente Uribe, donde se dijeron cositas no muy agradables y donde el profe salió más decepcionado que el putas porque ese día si que vio lejos la salida de su hijo de la selva.
Creo que este episodio y la suma de muchos otros detallitos fue lo que hizo que Pablo Emilio después de haberse reunido con su familia salió a los micrófonos dando respuestas ambiguas sobre si se quedaría o no en la Fuerza Pública, sobre que pensaba de la FARC. Llama la atención que en ningún momento mostró el orgullo que en otrora mostraron los militares que volvían a la libertad. Moncayito Yunior no se refirió al “Glorioso Ejercito Nacional” ni a la política de seguridad democrática, ni tuvo una sola palabra para el presidente Álvaro Uribe. Nada de nada. Y toda Colombia se dio cuenta que el sentimiento que el padre profesa al presidente se hizo extensivo a su hijo que no dudó en ningún momento en dar las gracias al presidente ecuatoriano Correa y al bocón de Hugo Chávez, principales opositores de Uribe y que no pierden oportunidad para rajar de este gobierno.
Bueno, el caso es que como a las 8.30 PM se interrumpió la programación y salió Alvarito Uribe Vélez y como nunca me senté ansiosa para escucharlo y ver su opinión de los acontecimientos del día de hoy. Es decir la liberación de Moncayito que le dio la vuelta al mundo cortesía de Telesur y que estaban allá colados y que nadie supuestamente los vio (ese es otro capítulo de esta historia). Pero resulta que el presidente salió todo de blanco, a tono con los que acompañaban el proceso de liberación y pensé en mi ignorancia que se iba a referir a un hecho tan grande como esa liberación, pero que va, el tipo se limitó a hablar de las medallas que obtuvo Colombia en los juegos esos que se hicieron en Medellín; y cada vez que el presidente tomaba un respiro yo me decía “ahora si va a referirse al liberado”, pero tampoco, siguió elogiando a los deportistas e ignoró campalmente la noticia que nos tuvo pegados del televisor.
Creo que fue pura venganza del presidente. Es decir: Moncayo no me reconoce que me metí la lengua en el cul% para que el saliera libre y cuando logra su libertad ni siquiera agradece lo que el gobierno nacional hizo (mucho o poco) para que esto fuera posible. Me parece un acto infantil de parte y parte. Es claro que sin el permiso de nuestro gobierno el proceso de liberación no hubiese llegado a nada. Si yo hubiese sido Moncayo le doy las gracias a Uribe (mientras cruzo los dedos).
Para terminar quiero decir que quedé fastidiada de la estupidez de los periodistas que preguntaban unas cosas insulsas que nada aportaban al momento y al análisis. Creo que lo más aburrido de salir del secuestro es enfrentarse a una caterva de buitres que solo quieren vender a costillas de otro.
En esta historia falta mucho por decir y aunque en lo personal tengo algunas reservas con Piedad Córdoba le hago un reconocimiento público porque mal o bien, amiga o enemiga del gobierno, ella y sus amigos han sido capaces de sacar del monte a una gente que de otra manera se estuviera pudriendo por allá.
Respecto a Moncayito la historia se encargará de contarnos lo que en su momento ha callado. Si no miren lo que pasó con Ingrid.