Por mis compromisos
laborales he estado alejada de Montelíbano durante los últimos cuatro
años. Ahora soy toda una mujer rural que
pasa sus días trabajando por el progreso de nuestra gente del campo en el sur
de Córdoba.
Esa es la única
razón por la que no me han visto metida de lleno en el debate electoral que se está
viviendo en estos momentos. Muchos de
Ustedes ya saben que por tercera vez estaba apoyando a Juan Carlos Díaz Gómez
en su aspiración a la alcaldía. Me
parece una persona preparada, que conoce
el detalle de la contratación pública y que hubiese sido un excelente alcalde
de haberse dado las condiciones. Pero
lastimosamente las condiciones no se dieron y en el día de hoy nos ha
comunicado que se hace a un lado para apoyar a José David Cura, que dicho sea de paso es un muchacho de aquí
de Montelíbano y que está reclamando su derecho a ser alcalde, como lo puede hacer cualquiera de
nosotros.
Soy consciente de que
una alcaldía se gana con coaliciones y alianzas. Gabriel Calle es el vivo ejemplo de esta
afirmación. Siempre sugerí una alianza y
aunque se intentó con Moisés Náder, las
cosas no se dieron y eso golpeó duramente nuestra campaña. Una coalición se necesitaba ANTES de llegar a
las inscripciones en la Registraduría.
En política 1 + 1 nunca es igual a 2. Es
lógico que en un proceso de alianzas y coaliciones haya gente que se retire por
motivos que no voy a señalar aquí. Pero
una coalición montada con tiempo, le da
oportunidad a ese grupo de afianzarse,
crecer (o no) e intentar reponer los votos de los que en su momento se
marcharon. Para mí, esa es la lógica de una coalición.
Ahora bien, una coalición traída de los pelos, acordada entre dos partes que no se inspiran
confianza y cuando solo faltan 10 días para los comicios no tiene sentido.
Es cierto que en la
campaña de Díaz tuvieron la delicadeza de convocarnos y preguntarnos que
pensábamos, pero ahora que miro en
retrospectiva me doy cuenta de que nos consultaron sólo por cumplir un mero
requisito. Porque desde hace días ya
circulaba en la calle que Díaz ya había declinado, como en efecto sucedió.
Me voy de la campaña
Díaz con una profunda tristeza. Yo creía
en ese proyecto político como tal,
aunque siempre pensé que no ganaríamos sin una coalición. Ustedes se preguntarán: si Nora quería una
coalición, ¿por qué ahora que se da ella
se retira? Yo creo en coaliciones hechas antes de ir a la Registraduría. Yo creería que montaron una alianza para
perder. Si tengo o no tengo razón, el tiempo lo dirá. Pero mi compromiso era con Díaz, al no existir su candidatura yo me declaro libre
de compromisos políticos y tomaré una decisión al respecto. Yo a pesar de todo he procurado que nunca me
lleven a votar agarrada del cáñamo. Y
espero que mi decisión sea
respetada, porque no soy una mujer de
intereses económicos, quienes me conocen
saben que no me mueve el signo pesos,
sino un profundo deseo de trabajar por un Montelíbano mejor y me temo
que en esa coalición NO hay razones para creer (pero esos argumentos me los
reservo).
Respeto mucho la
posición de cada uno de los Montelibanenses y no cuestiono su voto, pero soy consciente de que no todos tenemos
la madurez política para entender al otro,
así que pueden tirar sus piedras y criticarme abiertamente, pueden decir que me voy sola y es
cierto, a la larga yo tengo un solo voto
(que es el mío), pero ese voto siempre
lo he usado inteligentemente. Nadie
puede decir que Nora Liz ha vendido su conciencia en alguna ocasión. Ni vendo mi voto, ni les compro el suyo. Me voy profundamente triste, pero este es un ciclo que debe cerrarse y el
mío en la campaña Díaz acaba de concluir.
Feliz noche para
todos.