Admito que estoy un
tanto obsoleta y no es porque ya ando en los 40 ni mucho menos. Es simplemente porque nunca me gustó esa
pendejada del Facebook y cuando la mayoría de todos ustedes ya estaban encontrando
amigos perdidos y conociendo gente en
esa red, yo me fui quedado rezagada como todos esos grandes
periódicos que se negaron a evolucionar y hoy están próximos a
desaparecer.
Con el tiempo y la
distancia, fui dejando de alimentar mi
blog que es el instrumento que utilizo para pronunciarme sobre tantas cosas que
observo y que me gustan y otras tantas que me gustan menos, y poco a poco me fui quedando atrás, fui perdiendo mis lectores y dejé de ser un
referente, porque la moda es estar en
Facebook y me niego a ser parte de ese hervidero. Y lo digo con argumentos de peso, porque tengo amistades que me informan lo que
sucede allí concretamente con la cosa política.
He visto como los
adeptos a cada una de las campañas defienden a capa y espada a su respectivo patrón.
En el caso de
Gabriel Calle y sus furibundos seguidores lo que importa es dejar en el aire la
sensación de que todo marcha perfecto y que tenemos la gran fortuna y bendición
de tener el tercer mejor alcalde del país,
lo cual es un gran mérito para él y que ha redundado en progreso para
Montelíbano. Eso no significa que no se
hayan cometido errores al interior de la administración municipal, tampoco significa que no haya brotes de corrupción, sobrecostos,
nepotismo tal vez, (y en
lo personal me disgusta que pinten todo de amarillo) entre
otras cosas. Cosas esas que el pueblo de
Montelíbano ha tenido que ver y soportar en otras administraciones porque aquí
nadie puede tirar la primera piedra. Pero
en un municipio donde hace rato no se veían obras, la administración de Gabriel ha sido un
bálsamo para quienes esperábamos algo diferente. Habría
sido mejor si algunos de sus funcionarios no se hubieran enriquecido tan escandalosamente, lo cual sin lugar a dudas es uno de los
puntos negros que yo en lo personal le veo a esta administración. Pero en términos generales me siento
satisfecha con el desempeño de Gabriel Calle.
Ahora bien, todas las administraciones, llegado el momento ponen su candidato para
que continúe con el proyecto político y Gabriel ha dado su bendición a
Francisco Alean, lo cual me da igual porque yo no soy parte de ese grupo político y su designación
no me afecta en nada (por ahora), como
si afectó a tantos al interior de ese grupo que buscaban quedarse con el apoyo
de Gabriel (pero de este tema en particular me referiré en otra ocasión).
Retomaré la idea
principal que es mostrarles como se mueven las redes sociales con relación a la
contienda electoral. Les decía que el
alcalde tiene sus seguidores defendiendo su administración e igual sucede con
los otros candidatos.
Ahora es el turno
de Juan Carlos Díaz Gómez, un profesional de alto nivel que carga con el
estigma de que no es de aquí de Montelíbano y no es porque Díaz sea mi gran
amigo y me vea en la obligación de defenderlo,
pero me disgusta sobremanera que digan que no es de aquí. Es tan de aquí como lo soy yo y como lo son
Ustedes, simplemente que uno tiene que
irse porque en Montelíbano no hay oportunidad para todos nosotros y uno debe
bregar por un futuro para sí mismo y su familia. Es mi caso,
actualmente llevo cuatro años por
fuera, porque no hay empleo en mi pueblo, lo cual no significa que no pueda opinar ni
tener alguna aspiración en mi tierra. A
todos los que descartan a Díaz porque
supuestamente es monteriano cometen un
gran error, simplemente es talento
montelibanés que estuvo algún tiempo por
fuera, porque Montelíbano no ofrece muchas
oportunidades a sus profesionales.
Me han mostrado
conversaciones de Facebook donde unos seguidores de la administración se
enfrascan en una discusiones sin sentido con los seguidores de Díaz, donde se sacan los trapitos al sol y se
cuestionan mutuamente, que tú
esto, que tú lo otro… y es un ejercicio
desgastante, sin argumentos, donde queda un sinsabor entre quienes lo leen
y que no aporta nada a ninguna de las campañas, y que
dicho sea de paso descalifica a quienes participan en ellas.
Musa volvió al
ruedo, el Jabonero de siete plazas
quiere volver a administrar a Montelíbano y no hay que negar que tiene sus
seguidores que día a día le piden una y otra vez que vuelva al poder porque él
y sólo él es quien puede dirigir a nuestro amado pueblo como debe ser (eso le dicen
sus áulicos). Claro está que también
tiene detractores (como todos) pero él,
como gran político que siempre ha sido,
no pelea con nadie, se mantiene
en su posición y va por el premio mayor que es nuestra alcaldía.
Apenas José David
Cura Buelvas realizó su gran reunión de mujeres el pasado domingo, ya salieron a descalificarlo diciendo que es
más de lo mismo y que engañó a las mujeres y otras tantas cosas para restarle
crédito a esa reunión que me dijeron estuvo buena.
Igual sucedió con la
reunión de Juan Carlos Díaz Gómez, donde
salieron a cuestionar la cantidad de gente que asistió porque sus amigos más
cercanos publicaron en sus redes sociales números diferentes. Y así se la pasan todo el tiempo, en un tira y afloje que fastidia y satura a
quienes se mantienen pendientes de esa red social.
Antes de terminar
quiero manifestar mi disgusto y desaprobación contra todos esos perfiles que
tienen nombres generalizados como Montelíbano con amor, Montelíbano en Línea, Ya despierta Montelíbano, entre otros.
Independiente de su línea temática y su objetividad, nunca he estado de acuerdo con quienes se
esconden en el anonimato para expresar sus ideas sean buenas o malas. Yo los invito a que en un acto de
responsabilidad les digan a sus lectores
quien está detrás de cada página. Porque
el verdadero mérito está en poner la cara y asumir la responsabilidad por lo
que se escribe.
Y ahora me quedo aquí a esperar que tiren sus piedras. Eso sí,
cualquier comentario, ustedes ya
saben… los recibo en mi correo.