Es INfeliz en su matrimonio y aunque su marido no tiene mal genio y a simple vista se ve como un hombre cargado de ternura, ella lleva por dentro una gran tristeza. Ella tiene nombre: Yeni, le calculo como máximo 42 años y tiene esa mirada triste que sólo los malos maridos saben poner en el rostro de sus abnegadas esposas.
Conversar con Yeni es adentrarse al mundo de la espiritualidad, Dios esto, Dios lo otro… es de esas personas que ya tienen ganado el cielo. Cuando la miro a los ojos veo reflejados en ellos una larga historia de decepciones, de esas que sólo saben provocar los hombres. Cuando la miro a los ojos sólo veo tristeza y cachos. La miro otra vez y sólo veo cachos y más tristeza, porque los unos por lo general van de la mano con lo otro (y lo digo con conocimiento de causa). Yeni no me lo dice, pero lo sé todo. Si lo analizo detenidamente yo sé más que ella ¿y por qué se más? Porque el interesado siempre es el último en saber. Sé por ejemplo que su matrimonio de 20 años está colapsando porque su esposo está enamorado de una jovencita que nació por los días en que ellos se casaron. Toda una historia de luchas y vivencias echada al caño porque no supieron reinventar su cotidianidad, el sexo se volvió monótono y después paulatinamente fue desapareciendo y así fue como la rutina los encontró absortos en muchos problemas que fueron causando la hecatombe.
Yeni es una buena mujer, su esposo lo sabe y él a su manera la quiere; pero con los años el amor se ha diluido y ahora quiere a otra también y ese es su mayor karma, sólo él sabe los nervios que siente un hombre cuando le hacen una llamada perdida y su esposa está al lado, lo he visto, muevo la cabeza en tono de desaprobación, Yeni se hace la loca, que no se dio cuenta, pero lo sabe todo. Cuando regresa a la intimidad de su habitación toma
Pienso que el milagro debe ser que Dios meta su Santa Mano y enderece al marido, pero se me ha dado por creer que el milagro puede ser otro. He visto como un admirador la piropea: tus ojos son lindos, que piel más bonita, que sonrisa más encantadora. Y cuando le digo que trae loco al tipo se ruboriza porque sólo tiene ojos para el infiel de su marido. Me pregunto ¿Qué sentiría el marido si ella tuviera una aventura? Si mañana le dijera: te dejo por otro; automáticamente los cachos cambiarían de cabeza y ella sería una mujer feliz, aunque el círculo social se la comiera viva, porque a las mujeres se nos juzga con más rigidez. Rezo porque ella despierte de su letargo y lo deje, antes de que él le comunique sus nefastos planes.
Nota: el nombre de la protagonista fue cambiado para proteger su identidad