Cuando era adolescente se me daba por cuestionar las creencias de mi mamá y en secreto pensaba que sus ideas eran obsoletas, porque no le gustaba el rock en español, la terapia (ahora champeta), la ropa corta y que asistiera de vez en cuando a una fiesta tampoco le gustaba y mucho menos que fuera la novia del Diego y que me visitara a diario la contrariaba aún más, porque cuando ella era novia de papi, él la visitaba cada quince días y se sentaban lejos el uno del otro y eso si… vigilados por mi tío Luis que hacía las veces de papá.
Si alguien se besaba en la tele ella se ruborizaba y empezaba a cantaletear sobre lo modernos que eran estos tiempos y que un día de estos ya la gente va a andar es en cueros y siempre concluía que “este mundo ya es pa que se acabe”.
Crecí en unos tiempos más modernos que los de mami, pero aún así, en mi niñez, la tele era a blanco y negro, las pantallas planas estaban en las películas de ciencia ficción, al igual que los computadores, internet no existía, sólo los ricos de Montelíbano tenían teléfono fijo, las cámaras de tomar fotos eran con rollos marca Kodak y el flash era un dispositivo que venía aparte y no era como ahora que uno ve las fotos inmediatamente que se las toma, antes había que esperar a que se mandaran a revelar en Foto Japón y allá las entregaban con su respectivo álbum.
Cuando yo menstrúe la primera vez, lo hice en la completa ignorancia porque las monjas del María Goretti no enseñaban eso y mi mamá me transmitió todo su desconocimiento, es decir: nunca dijo nada. Las toallas higiénicas más conocidas eran las Nosotras y tenían un grosor tal que tuvieron que inventar otra tecnología porque estaban arruinando a los algodoneros y la pega era tan fuerte que dejaba los calzones marcados. Las alas salieron a flote muchos años después y hemos avanzado tanto que ahora son “invisibles”.
Los de mi generación no teníamos acceso a ninguna información. Íbamos a las bibliotecas y consultábamos en los libros porque Google no existía. Los chismes nos los cogíamos en la esquina o en el colegio con las amigas, no como ahora que con solo sentarse al computador y entrar a facebook ya uno sabe lo que hace medio mundo y con quien lo hace. Cuando quería saludar a algún amigo iba hasta su casa, ahora no, sólo me conecto al msn y por allí charlamos. En el colegio se hacía machete (ahora dicen trampa) a la antigua: se escribía en un papelito lo que se consideraba conveniente y en pleno examen se sacaba, algunas compañeras se escribían en la pierna la información necesaria, yo la escribía en la misma hoja con lápiz y después la borraba y si estaba muy desesperada y el profe no era mosca, pues me atrevía a abrir el cuaderno. Ahora es diferente, solo dame tu PIN y asunto solucionado, así he visto que los chicos de ahora meten machete apoyados por la tecnología y eso que algunos colegios tienen prohibido el uso del celular en sus instalaciones.
De verdad que los tiempos han cambiado. Ahora entiendo a mi mamá. Yo también me escandalizo con algunas cosas como el reggeton y la actividad sexual a tan temprana edad, si tuviera hijos los reprimiría mucho en el afán de protegerlos y seguramente ellos en secreto pensarían que mami está obsoleta.
Es como dice el aviador en El Principito de Antoine de Saint Exuperi: Creo que he empezado a envejecer.
PDJ: Pero la única nostalgia válida es la de tu piel (de un poema de Mario Benedetti)