Felipe sí que es un personaje. Alto, delgado, mechudo, extrovertido, con un acento más paisa que caleño, es un viajero del mundo y un aprendiz del diario vivir, uno de esos sujetos para nada anónimos que está convencido de que el mundo puede ser mejor y da todo de si para lograrlo.
Felipe es permacultor. Si, leyó bien. El practica un estilo de vida que se llama “permacultura”. Ajá ¿y qué es permacultura? Jamás había escuchado ese nombre y nos ha explicado que “Permacultura” es vivir con lo que la naturaleza nos da, de tal manera que no le hagamos daño a la pachamama y ella no nos lastime a nosotros. Tampoco es que haya entendido muy bien y le pregunté a Santa Wikipedia quien en su sabiduría me lo explicó claramente.
El día que conocí a Felipe traía puesta su camiseta azul con el logo de su empresa ereciclaje.com, el logo y él se me asemejaron mucho a Superman y así se lo dije, pero luego cuando lo vi interactuando con la comunidad y con la naturaleza me convencí de que si es un súper héroe. Idea que quedó corroborada cuando más tarde vi que se puso una capa que no era azul con rojo, pero que le daba un aire sobrenatural.
Felipe no concibe un mundo con basuras. Sufre lo indecible cuando ve como el hombre destruye la naturaleza. Se niega a ser un elemento contaminante a tal punto que sus heces fecales son usadas como “humanaza” en una huerta donde él mismo cosecha sus alimentos.
Pero la vida le jugó una mala pasada (dicho por él mismo). Nació en una familia apellido GUERRA, contrariando todo su espíritu pacífico, por eso lo trocó, ahora es Rrague. Un apellido único, como él.