Resulta que a RCN y a Caracol les preocupa que nuestros jóvenes estén iniciando su actividad sexual a tan temprana edad. Hace como un mes Pirry con su estilo irreverente nos mostraba como los y las adolescentes se confesaban ante una cámara diciendo lo que todos sabemos: que culean parejo sin preocuparse por las consecuencias. En las dos últimas semanas el turno fue para Caracol que en su programa Séptimo Día nos mostraba como las niñas de los barrios pobres de Bogotá quedaban embarazadas y todo lo que eso le costaba a la Nación, señalando que ese es un problema de salud pública y mostrando la necesidad de que en nuestro sistema educativo se implemente una cátedra de Educación Sexual.
Desde que el mundo es mundo, es decir por allá en los tiempos de Adán y Eva y todos los milenios que le han seguido, desde que estamos en la tierra las mujeres se lo han dado a los hombres sin mirar en esos requisitos de la edad. Lo que pasa es que ahora la cosa se ha complicado. Los papás de ahora son más modernos y les dan mucha libertad a sus hijos, libertad que ellos a su vez aprovechan pa “darle” a aquello, lo cual en muchos casos muestra su resultado a las nueve lunas.
Para mi es muy difícil escribir sobre esto porque no tengo hijos y en lo personal soy de mente demasiado abierta. Pero con este degenere de mundo que nos rodea yo pienso que trataría de dialogar con mis hijos y esto lo alternaría con un poco de represión al principio y mucha represión al final. Porque todavía recuerdo mi primera clase de educación sexual. Me la dio mi tía Gloria un día cuando vio que me estaban saliendo las marías me dijo bruscamente: no te dejes tocar las tetas porque son el timbre de la chucha. Tuvieron que pasar muchos años para que lo pudiera entender. Y es cierto… las tetas son el timbre de la chucha. Gracias Tía. Excelente lección.
Esas eran las clases de educación sexual que nos daban nuestras mamás en los tiempos de antes. “Cuidadito con darlo, el hombre que te pida el culo no te quiere”. Y ahora es al contrario, si el tipo no lo pide es porque no nos quiere y algo más preocupante todavía: ni siquiera le despertamos la curiosidad sexual.
Antes las mamás lo aterrorizaban a uno con esos cuentos de que a Fulana “la devolvieron” porque no era señorita, que los hombres no querían a las mujeres que ya estaban “rotas”, y entre ejemplo y ejemplo iban sembrando temor y más temor y cuando uno venía a ver ya tenía 20 años y tan intacta como María Magdalena y sin traumas (aparentemente).
Pero ahora el mundo va más aprisa. Los pelaos tienen acceso a más información y desde temprana edad. En la tele se ven escenas de sexo a cualquier hora y el internet tiene porno hasta pa tirá pal cielo. Los niños preguntan cosas que uno aprendió cuando ya estaba grandotote y en ese orden de ideas lo más normal es que nuestros adolescentes empiecen a experimentar y eso trae consigo graves consecuencias.
Así que padres de familia: a ver que mecanismo usan para orientar a sus hijos. Si necesitan ayuda hablen con mi mamá. Ella es experta en represión juvenil. Les garantizo que funciona (al menos por un tiempo).