Dejemos algo en claro: no me gusta mucho ver televisión. A duras penas veo los primeros quince minutos del noticiero del mediodía, porque las dos horas restantes de ese mismo noticiero son puro relleno y basura (a mi juicio personal). Los sábados y domingos ocasionalmente veo alguna película si me parece buena y no tengo problema en apagar el aparato si no encuentro nada que llene mis expectativas.
Pero esta semana que pasó fui “castigada” brutalmente por mi madre que ahora es seguidora de Doña Bárbara, La bella Ceci, El Monchi, El Encantador y Las muñecas de la Mafia (no le gusta Gabriela). Pues bien… decidí ver con mis propios ojos las novelas del canal Caracol y quedé asustada de que los canales nacionales (incluyo a RCN) produzcan y presenten historias tan insulsas como esas, donde ridiculizan nuestra cotidianidad y nos muestran a las mujeres como estúpidas y sin nada en la cabeza. La Doña Bárbara me desubicó totalmente en la geografía nacional, supuestamente la historia se desarrolla en Arauca, pero que Arauca? Porque ese parece un país imaginario, mejor dicho… Colombia no es. El imprudente de Ceci me fastidió, todo el tiempo se las tira de avispado y habla tan extraño que uno se queda sin saber que dice, además esa es una historia súper increíble la del tipo rico que quiere pasar por pobre, y la del pobre diablo que se supone es panameño pero que habla como un gamín colombiano, ofenden mi inteligencia. El Monchi que ni canta ni un carajo y se la pasó toda la novela añorando a la Bonita sin tener la valentía de luchar por la mujer que supuestamente ama. Y ese hablao costeño que no se parece ni en las curvas al acento de nosotros los que habitamos en el Caribe. El colmo es que al parecer le echaron como una libra de polvo de hornear a la novela esa para que rindiera, porque desde diciembre escucho que está en la recta final y nada que se acaba para que termine ese suplicio. De las muñecas sólo quiero decir que en nuestras novelas hacen toda una apología a nuestra sociedad mafiosa cuando hay tantas otras situaciones merecedoras de mostrar.
Todo esto para llegar a este punto: me gustaría escribir una novela donde se refleje la vida como es, donde las mujeres no salgamos tan mal paradas y donde se inste a la gente a trabajar honradamente para salir adelante, sin necesidad de ganarse la lotería, o que se le aparezca un ricachón aburrido de la plata que quiera hacerse pasar por pobre. Sería una historia totalmente diferente a lo que se ve en esta porquería de televisión que nos quieren hacer ver a la fuerza. En mi novela estarán varias amas de casas, hombres trabajadores, adolescentes libertinos, una prostituta, un político, un reinsertado, un guerrillero, gente del común como Usted y como yo para que todos nos sintamos retratados en la pantalla chica. Si usted cree que su historia merece ser vista en la televisión no lo dude, cuéntemela y entre todos escribamos algo digno de verse, porque creo que los colombianos merecen ver algo mejor que esas novelas de medio pelo que presentan en horario Triple A.