No tengo queja del Niño Dios. Siempre me traía unos regalos de lujo. Recuerdo que una vez me trajo una muñeca grande pelo rojo, que hablaba, era lo último en guaracha en esos tiempos. Elvira se llamaba, todavía me acuerdo que venía con unos lompleys chiquiticos de todos los colores y cantaba “arroz con leche me quiero casar” (mi disco favorito). No sé que marca era Elvira, pero no era Barbie, porque en esos tiempos esa muñeca por aquí ni sonaba ni tronaba.
Ahora hay mucha variedad en muñecas. Empezando por la Barbie de Mattel, la Chabel de Feber, Super Dollfie, la Hello Kitty, Puca, (todas de venta en ese Almacén de niños que queda frente al Urbana y que ahora no me acuerdo el nombre). Pero las muñecas más famosas ahora mismo son: Las Muñecas de la Mafia (véalas por el Canal Caracol todas las noches) que son toda una apología al gusto que los hombres poderosos (llámese mafiosos, políticos, ricachones…) tienen en cuestión de mujeres. Pero no voy a hablar de Las Muñecas de la Mafia porque en realidad no sigo esta historia, aunque me la conozco porque es lo mismo que dice Madame Rochi en su libro Las Prepago y es también una extensión de Sin Tetas no hay paraíso y de innumerables historias que vemos a diario en nuestra televisión y en la vida real.
Voy a hablar de las Muñecas de Montelíbano, porque aquí en nuestra capital niquelera este fenómeno de las prepago si que se ha difundido. Tal vez es la falta de oportunidades, la escasez de valores, la vagabundería, o lo que sea… pero aquí más de una ha encontrado en este oficio una forma de vida. Los matoceros son quizás los más perseguidos, por aquello de la quincena pulposa, el carro bonito, el efectivo diario y lo demás que viene por añadidura. Identificarlas es fácil: son bonitas, esbeltas, visten con coquetería y algunas tienen quien las administre, otras son independientes. En las discotecas siempre traen bolso grande que contiene celular y la mudita de ropa por si resulta un sujeto que las lleve de paseo varios días.
Hay muchas maneras de ganarse la vida. Por ejemplo: mi papá maneja un carro viejo, mi hermano Leonardo gerencia una empresa, yo me dedico a escribir. Y estas Muñecas se dedican a lo suyo. Más de uno aquí ha perdido el matrimonio y la chequera, por andar atrás de las minis de estas jovencitas. Pero ¿que se puede esperar de una sociedad que sólo ofrece a los hombres ser moto taxistas? Y a las mujeres sólo les ofrece ser vendedoras de minutos o ser prepagos (En términos generales). En fin… de algún lado tiene que salir la platica pa la merca y la percha. Ya se que me estarán tildando de envidiosa y no es cierto. Así que mejor pongo punto final. Hasta la próxima.
Ahora hay mucha variedad en muñecas. Empezando por la Barbie de Mattel, la Chabel de Feber, Super Dollfie, la Hello Kitty, Puca, (todas de venta en ese Almacén de niños que queda frente al Urbana y que ahora no me acuerdo el nombre). Pero las muñecas más famosas ahora mismo son: Las Muñecas de la Mafia (véalas por el Canal Caracol todas las noches) que son toda una apología al gusto que los hombres poderosos (llámese mafiosos, políticos, ricachones…) tienen en cuestión de mujeres. Pero no voy a hablar de Las Muñecas de la Mafia porque en realidad no sigo esta historia, aunque me la conozco porque es lo mismo que dice Madame Rochi en su libro Las Prepago y es también una extensión de Sin Tetas no hay paraíso y de innumerables historias que vemos a diario en nuestra televisión y en la vida real.
Voy a hablar de las Muñecas de Montelíbano, porque aquí en nuestra capital niquelera este fenómeno de las prepago si que se ha difundido. Tal vez es la falta de oportunidades, la escasez de valores, la vagabundería, o lo que sea… pero aquí más de una ha encontrado en este oficio una forma de vida. Los matoceros son quizás los más perseguidos, por aquello de la quincena pulposa, el carro bonito, el efectivo diario y lo demás que viene por añadidura. Identificarlas es fácil: son bonitas, esbeltas, visten con coquetería y algunas tienen quien las administre, otras son independientes. En las discotecas siempre traen bolso grande que contiene celular y la mudita de ropa por si resulta un sujeto que las lleve de paseo varios días.
Hay muchas maneras de ganarse la vida. Por ejemplo: mi papá maneja un carro viejo, mi hermano Leonardo gerencia una empresa, yo me dedico a escribir. Y estas Muñecas se dedican a lo suyo. Más de uno aquí ha perdido el matrimonio y la chequera, por andar atrás de las minis de estas jovencitas. Pero ¿que se puede esperar de una sociedad que sólo ofrece a los hombres ser moto taxistas? Y a las mujeres sólo les ofrece ser vendedoras de minutos o ser prepagos (En términos generales). En fin… de algún lado tiene que salir la platica pa la merca y la percha. Ya se que me estarán tildando de envidiosa y no es cierto. Así que mejor pongo punto final. Hasta la próxima.