El viejo Emiro es mi papá, pero más que papá es mi llave, mi parcero, mi inspiración. El no estudió mucho que digamos y con solo abrir la bocota se le nota, pero no importa, porque sin estudios también se vive bueno y él es la muestra. Ahora vive relajado porque los hijos lo mantienen. Ya no se tiene que preocupar por comprar el arroz con huevo pal almuerzo porque sus hijos le dan carne todos los días y efectivo en las quincenas. Si sale a manejar su volsvaguen (como le dice mi hermano Javier al carro viejo ese) es por pura costumbre, porque desde que existe el "cedddddular" ya casi no va al parque y se queda acostao en la hamaca esperando que alguien lo llame. La crisis económica y el fogaje que hace en la plaza son las excusas perfectas pa quedarse durmiendo todo el día, aprovechando que mi mamá está de viaje, porque ella si no se aguanta un tipo flojo en la casa.
El viejo Emiro tiene más cuentos que Tío Conejo, es un man relajado, tranquilo, se toma la vida como viene, con una frescura única típica de quienes llevamos los genes del apellido Oviedo. De mi papá aprendí muchas cosas:
1. Que las mujeres no hacen casa porque sus maridos se la tienen que hacer (al paso que voy como que no voy a tener casa)
2. Que la ropa envitriná es más cara (Y es cierto, para la muestra Mundo Moda y Lucero Butiq)
3. Que pase lo que pase a uno no tiene que darle pena nada (que verguenzaaaaaaa)
4. Que las abarcas son más cómodas que los zapatos
5. Que la vida en el pueblo es más barata porque uno puede ir a cualquier parte tirando pata (eso era antes, ahora ya nadie va a pie a ninguna parte, ahora todo es mototarrrrrrrrsi)
6. Que la plata es mejor tenerla en el bolsillo (por si alguna cosa)
Eso sin contar las lecciones de macho que le daba a mis hermanos: "mujé que se atreviese: cortela" pero no la preñe porque yo estoy apurao con to los hijos que tengo (así decía)
De esas clases de macho remacho darán razón mis hermanos, a ellos les toca esa parte.
Es un gran tipo mi viejo, dice Piero, Es un gran tipo mi viejo digo yo. Nunca le gustó afiliarse a la salud porque eso no servía pa ná, pero vaya que disfruta tener la medicina prepagada que le da Ariel y muestra orgulloso su tarjeta dorada que le abre la puerta a los servicios de salud que solo tienen los ricos de este país. Y sonrié satisfecho mientras se toma sus pastillas cortesía de Colmédicas. Mejor vida no le podía tocar.
El viejo Emiro tiene más cuentos que Tío Conejo, es un man relajado, tranquilo, se toma la vida como viene, con una frescura única típica de quienes llevamos los genes del apellido Oviedo. De mi papá aprendí muchas cosas:
1. Que las mujeres no hacen casa porque sus maridos se la tienen que hacer (al paso que voy como que no voy a tener casa)
2. Que la ropa envitriná es más cara (Y es cierto, para la muestra Mundo Moda y Lucero Butiq)
3. Que pase lo que pase a uno no tiene que darle pena nada (que verguenzaaaaaaa)
4. Que las abarcas son más cómodas que los zapatos
5. Que la vida en el pueblo es más barata porque uno puede ir a cualquier parte tirando pata (eso era antes, ahora ya nadie va a pie a ninguna parte, ahora todo es mototarrrrrrrrsi)
6. Que la plata es mejor tenerla en el bolsillo (por si alguna cosa)
Eso sin contar las lecciones de macho que le daba a mis hermanos: "mujé que se atreviese: cortela" pero no la preñe porque yo estoy apurao con to los hijos que tengo (así decía)
De esas clases de macho remacho darán razón mis hermanos, a ellos les toca esa parte.
Es un gran tipo mi viejo, dice Piero, Es un gran tipo mi viejo digo yo. Nunca le gustó afiliarse a la salud porque eso no servía pa ná, pero vaya que disfruta tener la medicina prepagada que le da Ariel y muestra orgulloso su tarjeta dorada que le abre la puerta a los servicios de salud que solo tienen los ricos de este país. Y sonrié satisfecho mientras se toma sus pastillas cortesía de Colmédicas. Mejor vida no le podía tocar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario