Hay que ver que el desempleo da para todo y lo digo porque si yo tuviera un trabajo que ocupara mi tiempo no tendrìa chance de sentarme aquí a escribir todo esto. Acabo de llegar del centro, salí a gastarme los últimos 1000 pesos que me quedaban y me encontré con mi amiga Martha Tolete, alias La pájaro loco. Imaginense ustedes con severo sol y la pobre venía por la esquina de Berenice tirando pata de la física y de pronto se le aparece la virgen (es decir yo). Bueno, me venía contando Martha que a raíz de la crisis (que Uribe dice que no existe) le tocó vender la moto pa ir sobreviviendo mientras pasan estos malos vientos que pa mi empezaron hace rato porque yo hace como dos años que tuve que salir de la amarillita por mera falta de plata y si ahora ando en la pekuekita azulita es cortesía de un golpe de suerte que tuve el otro día, pero nada más. Es que conseguir chamba aquí se ha vuelto un complique. No hay fuentes de trabajo, la venta de fritos está bastante competida porque en cada esquina hay una señora vendiendo empanadas a 200 pesos que no se como le hacen pa ganarle algo, porque con esta inflación, es mucha la empaná que hay que vender pa pagar el recibo de Electrocosta que son unos atracadores elegantes que lo obligan a uno a trabajar pa ellos.
Yo a veces soy muy avispá a veces soy muy ingenua. Pero hoy si comprobé que definitivamente cada día vamos es de patrás. Y no es que yo quiera hablar y escribir solo de cosas malas, porque algo bueno debe haber para escribir, pero da mucha rabia que en la CAPITAL NIQUELERA uno tenga que hacer uso de astucia y pericia para poder cruzar de una calle a otra cuando va manejando moto. Lo digo porque los semáforos no sirven y parece que si sirvieran, entonces el conductor desprevenido (como yo) se queda frente a Carnecol un buen rato esperando que el semáforo lo favorezca a uno, hasta que pase otro que si sabe del daño y se pase de largo y uno cae en la cuenta que aquí no hay ni un peso pa arreglar esos aparatos. Dijo mi gran amigo el Inspector de Tránsito, gran persona el tipo, que ante los semáforos malos y la falta de agentes de transito, lo mejor era manejar a la defensiva. Mandan cáscara. Montelíbano ya no es un pueblito de provincia, somos un proyecto de ciudad con sus respectivos tugurios incluidos, como van a decir semejante cosa. Mejor ponganse las pilas, o mejor, ponganle las pilas a esos aparatos pa que funcionen de una buena vez y podamos circular organizadamente, porque en las horas picos es un estrés enfrentarse a tanto carro y mototaxi, sobre todo en la esquina de cachaco largo, la batería y frente a la alcaldía. De los semáforos del parador Uribe no doy razón, pero me imagino que será la misma historia. Pobre Montelíbano, a donde hemos llegado, y como dice mi mamá "Y LO QUE FALTA POR VER".
Yo a veces soy muy avispá a veces soy muy ingenua. Pero hoy si comprobé que definitivamente cada día vamos es de patrás. Y no es que yo quiera hablar y escribir solo de cosas malas, porque algo bueno debe haber para escribir, pero da mucha rabia que en la CAPITAL NIQUELERA uno tenga que hacer uso de astucia y pericia para poder cruzar de una calle a otra cuando va manejando moto. Lo digo porque los semáforos no sirven y parece que si sirvieran, entonces el conductor desprevenido (como yo) se queda frente a Carnecol un buen rato esperando que el semáforo lo favorezca a uno, hasta que pase otro que si sabe del daño y se pase de largo y uno cae en la cuenta que aquí no hay ni un peso pa arreglar esos aparatos. Dijo mi gran amigo el Inspector de Tránsito, gran persona el tipo, que ante los semáforos malos y la falta de agentes de transito, lo mejor era manejar a la defensiva. Mandan cáscara. Montelíbano ya no es un pueblito de provincia, somos un proyecto de ciudad con sus respectivos tugurios incluidos, como van a decir semejante cosa. Mejor ponganse las pilas, o mejor, ponganle las pilas a esos aparatos pa que funcionen de una buena vez y podamos circular organizadamente, porque en las horas picos es un estrés enfrentarse a tanto carro y mototaxi, sobre todo en la esquina de cachaco largo, la batería y frente a la alcaldía. De los semáforos del parador Uribe no doy razón, pero me imagino que será la misma historia. Pobre Montelíbano, a donde hemos llegado, y como dice mi mamá "Y LO QUE FALTA POR VER".