Hoy mientras veía el noticiero del mediodía anunciaron la nueva versión del Libro Gordo de Petete y vino a mi mente así de un solo golpe una cantidad de recuerdos de la época en que era más feliz (e indocumentada). Esos eran los años en que San Bernardo no tenía pavimento y en mi casa apenas éramos Yo y Ariel (el burro por delante). Teníamos un televisor de cuatro patas a blanco y negro (el único por estos lados) y nuestra sala se mantenía llena con to´los pelaos del barrio. Los tiempos de Bonanza, Chips: patrulla motorizada, La Mujer Maravilla, El capitán Centella, José Miel y el preferido de Ariel: La abeja Maya.
Hombe… a mi si me gustaba ver a Petete, eran los minutos más bacanos que tenía la televisión por esos tiempos, (era mejor que Animalandia) apenas se cogía el canal uno y eso… moviendo a cada rato esa antena gigante pa que entrara la señal. Con Petete aprendí a amar la geografía y la historia. Aprendí porque cae la nieve, de donde sale la miel y muchas cosas que en su momento me maravillaron y que ahora mismo que ya no me acuerdo. Por esos tiempos se la “monté” al viejo Emiro pa que me comprara el puto libro, pero que va… eso era algo que de entrada estaba descartado. Así que mi hermano y yo nos conformábamos con ver al pingüinito en la tele.
No me imagino como será esa nueva versión del Libro Gordo, porque ahora la gente ya no compra enciclopedias, todo está en CD´s (antes LP´s) y el Internet, los libros de papel (al igual que las fotos) están mandados a recoger. Lo que Petete nos enseñaba cuando estábamos pelaos ahora sólo hay que preguntárselo a San Google y además los pelaos de ahora quieren saber cosas más avanzadas y prácticas; y no creo que este pingüino setentero de mucha razón sobre como ponerse un preservativo, el origen del reguetón y esas cosas que ahora le rayan el coco a nuestra juventud. Así que en este nuevo panorama donde la capa de ozono tiene cipote hueco, donde los polos se están derritiendo, donde Argentina preside el UNASUR, me temo que el pobre pingüino Petete se vaya a sentir perdido entre tanta tecnología y degeneramiento social. Pero también estoy segura que su ego argentino no le dejará reconocer que San Google sabe más que él mismo. Es más… me atrevo a asegurar que esta es la principal razón por la que surge este Petete reencauchado.
Para terminar no olviden: El libro gordo te enseña, el libro gordo entretiene y yo te digo contenta: Hasta la clase que viene.
Hombe… a mi si me gustaba ver a Petete, eran los minutos más bacanos que tenía la televisión por esos tiempos, (era mejor que Animalandia) apenas se cogía el canal uno y eso… moviendo a cada rato esa antena gigante pa que entrara la señal. Con Petete aprendí a amar la geografía y la historia. Aprendí porque cae la nieve, de donde sale la miel y muchas cosas que en su momento me maravillaron y que ahora mismo que ya no me acuerdo. Por esos tiempos se la “monté” al viejo Emiro pa que me comprara el puto libro, pero que va… eso era algo que de entrada estaba descartado. Así que mi hermano y yo nos conformábamos con ver al pingüinito en la tele.
No me imagino como será esa nueva versión del Libro Gordo, porque ahora la gente ya no compra enciclopedias, todo está en CD´s (antes LP´s) y el Internet, los libros de papel (al igual que las fotos) están mandados a recoger. Lo que Petete nos enseñaba cuando estábamos pelaos ahora sólo hay que preguntárselo a San Google y además los pelaos de ahora quieren saber cosas más avanzadas y prácticas; y no creo que este pingüino setentero de mucha razón sobre como ponerse un preservativo, el origen del reguetón y esas cosas que ahora le rayan el coco a nuestra juventud. Así que en este nuevo panorama donde la capa de ozono tiene cipote hueco, donde los polos se están derritiendo, donde Argentina preside el UNASUR, me temo que el pobre pingüino Petete se vaya a sentir perdido entre tanta tecnología y degeneramiento social. Pero también estoy segura que su ego argentino no le dejará reconocer que San Google sabe más que él mismo. Es más… me atrevo a asegurar que esta es la principal razón por la que surge este Petete reencauchado.
Para terminar no olviden: El libro gordo te enseña, el libro gordo entretiene y yo te digo contenta: Hasta la clase que viene.