En septiembre
próximo cumpliré 40 y me pongo a echar mano de mis recuerdos y debo admitir que
en todos estos años he leído mucho, aprendido otro tanto y equivocado un montón
de veces y vuelto a equivocar nuevamente, pero aquí me tienen en pie. No tan cándida como en mi niñez, ni tan
virginal como en mi adolescencia, más
bien convertida en una mujer madura consciente de sus fortalezas y debilidades
(lo cual, acá entre nos, me hace sentir
más fuerte).
Ad portas de mis 40
me he curado de ese vicio llamado Internet y he desplazado mis afectos
nuevamente al televisor. Fue allí donde
recientemente vi que anunciaban una serie de televisión donde se promocionaba
la vida de unos protagonistas de 40 y decían algo así como “porque los 40 son
los nuevos 30” y por ahí empezó mi mente a dar cuerda. Me quedé pensando: si los 40 son los nuevos
30, eso significaría que los 30 serían
los nuevos 20 y consecuente con eso, los
20 vendrían siendo 10 años.
Analicémoslo más
detalladamente. Los 40 son los nuevos
30. Unos años atrás se esperaba que a los 30 ya hubiésemos triunfado, entendiéndose
por triunfo el tener una familia, hijos,
casa, carro y beca. Pues bien, las dinámicas sociales han cambiado y ahora
se ha flexibilizado la cosa y lo que antes debías tener a los 30, ahora tienes 10 años más para conseguirlo y siendo francos a mí no me han alcanzado para
mayor cosa.
Shakira por allá en
sus 20 cantaba que “las mujeres se casan siempre antes de 30, si no vestirán
santos aunque así no lo quieran”. Ella
es el ejemplo perfecto, los 30 se la
encontraron sin marido de planta y ahora le ha tocado darle largo a la espera y
ver si Piqué al fin si pica. Habrá que
ver si cambia la canción.
Otro ejemplo de que
los 40 son los nuevos 30 está en Sex and the City (la película) donde Carrie una
de sus liberadas protagonistas organiza una boda descomunal en plenos 40 y
señalan que este ya es el último llamado pal matrimonio. Golpe bajo para mí, porque si la tendencia de aquí a septiembre
es la misma, me temo que los 40 me encontrarán más sola que la una.
Para los que nos movemos en el mundo de la política (como en mi
caso), se espera que a los 40 como
mínimo hayas sido concejal y alcalde, para poder ascender a gobernador o a
congresista que es donde se culmina, porque la presidencia es un asunto de
palabras mayores.
Hace rato que venía
observando como afectaba los 40 a mis amigos políticos más cercanos. Tantos descalabros y aspiraciones fallidas
tan solo porque se nos ha inculcado que a los 40 estamos viejos y que ya hemos
debido alcanzar muchas metas. Reconozco
que tenía como meta estar en el Concejo Municipal para estas fechas, primero porque quería hacer sentir mi voz en
esa Corporación que de Honorable no tiene nada; y segundo porque la edad me
parecía la apropiada y estaba entre los estándares exigidos por esta sociedad
pacata, tan llena de doble moral.
Yo también creo que
los 40 son los nuevos 30, aunque para mi estos 40 que pronto cumpliré son 40,
ni uno más ni uno menos.
Sigamos con el
ejercicio e imaginemos que los 30 son los nuevos 20. ¿Será posible? Se me ha dado por creer que sí. Vivimos en un mundo tan light que nuestros
jóvenes se dejan llevar por el día a día.
Viven conectados a su mundo virtual, a Facebook, Twitter, Instagram, que
ya no queda tiempo para leer un buen libro, ni para analizar lo que significa
que Colombia esté metida en un TLC que no beneficia a nadie. No hay tiempo para cosas
trascendentales, la vida pasa rápido y
no hay que complicarse. Hay que hacer
dinero a como de lugar, conseguir un marido, una buena esposa, porque los 40 están a la vuelta de una década
y debe encontrarnos bien posicionados.
Que los 20 serían
como 10 años? Totalmente de
acuerdo. Ni siquiera me voy a tomar
tiempo para explicarlo.
Reflexión: cuando
tenía 20 pensaba que los de 30 ya no tenían sexo, cuando cumplí 30 pensaba que los de 40 no
hacían el amor. Ahora me pregunto ¿Cómo
será el sexo a los 50?