Diciembre llegó, llegó… con su ventolera… (así dice la canción que reencauchó Moisés Angulo). Y si, diciembre acaba de llegar y ya se observan los adornos, el ambiente decembrino y todo el mundo se prepara pal fin de año. Pero hay unos que le ganaron al LEY con su famoso “Madrúguele a Diciembre”, porque por mi calle hay unos afiebraos que pusieron las luces desde la primera semana de noviembre y me temo que hoy ya están aburridos de tanto Papá Noel y foquito verde y rojo.
Yo por mi parte ya puse el mantelito navideño (el treinta y único) y estoy esperando que pasen más días a ver si cojo el impulso pa armar el árbol, eso si… SIN LUCES, porque no quiero tener que empeñar el televisor en enero pa pagarle a Electro robo, como nos pasó hace unos años que por andar de cambemberos pusimos luces por to´s laos y después cuando vino el recibo nos pasó lo de Condorito: PLOP. Por ese único motivo estoy en contra de las luces, porque no quiero enriquecer al monstruo de Electricaribe. Otro cuento sería si tuviéramos contrabando, pero que va… nosotros somos gente honrada, habladores de paja y mamadores de gallo, pero honrados.
Al igual que mi familia, la Alcaldía Municipal ha seguido el ejemplo de no gastar en adornos navideños, porque si Usted se acerca al Parque Simón Bolívar, podrá darse cuenta que los adornos que embellecen (¿o afean?) nuestro parque son los mismos de la última década, eso si, más desteñidos que nunca, porque a Papá Noel hace tiempo que no le cambian el traje. Realmente estoy confundida, no sé si celebrar este detalle de la Administración Municipal por llevar la austeridad al máximo (cosa que está bien en tiempos de crisis) o si irme lanza en ristre contra ellos por tener el gusto tan atrofiado y no hacer un mínimo esfuerzo de embellecer de otra manera al parque Simón Bolívar.
Conclusión: no creo que vaya “de paseo” para ver los adornos del Parque, porque para ver adornos jipatos me quedo en mi casa. Quedan cordialmente invitados.