Les he dicho muchas veces que no uso Facebook y no es que
me sienta de la vieja guardia,
simplemente que de las cosas que la tecnología trajo consigo, ésta en
especial no me gusta. Tiene sus
defensores como todo, pero yo sigo prefiriendo los álbumes con fotos pegadas y
las reuniones familiares mirando “los retratos” del matrimonio, el bautismo de
Mateo y todos esos motivos de encuentro que se han ido perdiendo de la mano con
los computadores, teléfonos inteligentes y todos esos dispositivos que ahora supuestamente
nos permiten comunicarnos más.
Escribo esto a raíz de que en estos días de puente que me
encuentro de visita en una casa donde viven sólo jóvenes entre los 18 y 25 he
podido percibir que solo entran a internet a revisar Facebook y es una obsesión
tal que se toman una foto la suben y se quedan aquí pegados a la pantalla a
esperar la aprobación de otros igual de inoficiosos. ¡Que alegríaaaa! Mauricio comentó mi foto,
mira lo que dice, ¿dónde compraste ese sombrero? Ups pensé que diría algo de mi
cambio de look o algo así. Bloquearé a
Mauricio, no dice nada interesante.
O como cierta persona inescrupulosa que perdió el empleo porque su narcisismo la
obligaba a estar todo el día en Facebook viéndose el culo en las mismas fotos
que ella subía.
Y me pregunto ¿en qué momento nuestros jóvenes se volvieron
adictos a esta pendejada? A feriar su intimidad, a buscar aprobación online, a creer que es
mejor una vida virtual que una real. Han
crecido en un mundo donde no se promueve la lectura (a no ser lo que se lee en
internet) y donde es un orgullo decir que fui mal estudiante y responder no sé
cuando le preguntan quién es el presidente de Colombia o el gobernador del departamento. ¿Saben acaso ubicar al amazonas en el mapa? No saben de la fallida reforma a la justicia,
pero hoy tienen una cita en el parque que cuadraron por “feis” que dicho de
paso es la forma play de llamarle al monstruo de las redes sociales.
Todo esto me hace recordar un poema de Mario Benedetti que
dice así y que espero les sirva para reflexionar
¿Qué les queda por
probar a los jóvenes /en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo? /también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor/ recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria /situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros
¿qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas? /les queda respirar / abrir los ojos
descubrir las raíces del horror/ inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza /y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte/ esa loca de atar y desatar
¿qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?/ también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe /tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno / sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado/ y los sabios granujas del presente.
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo? /también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor/ recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria /situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros
¿qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas? /les queda respirar / abrir los ojos
descubrir las raíces del horror/ inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza /y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte/ esa loca de atar y desatar
¿qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?/ también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe /tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno / sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado/ y los sabios granujas del presente.